La Grieta Nro 4
Octubre 2012
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Dijo Lucio V. Mansilla: “el único animal impostor es el hombre”. Mansilla, un dandy, un provocador, un pícaro, tenía sobrada razones para decirlo. Este número de La Grieta está dedicado a la “impostura”. La impostura es la palabra que, nos parece, sintetiza sinnúmeros de discusiones más o menos públicas, más o menos privadas, más o menos trasnochadas. Una discusión interminable y, por eso mismo, más vieja que la caverna de Platón. Vaya por caso algunos pensamientos de Pascal, escritos allá por mil seis cientos y pico, cuando no existía ni la publicidad, ni las vidrieras, el cine, o Internet: “El poder de la imagen es superior al de la razón. Ese vestido es una fuerza.” “La imaginación tiene el gran derecho de persuadir a la gente. Y la razón ya puede desgañitarse contra eso: ella no puede ponerle el precio a las cosas.” “La vida humana no es más que una ilusión perpetua. Todo es engaño mutuo y adulación recíproca.” “No somos más que mentira, duplicidad, contradicción, y nos ocultamos y disfrazamos ante nosotros mismos.” “¿Acaso no es cierto que odiamos la verdad y a los que nos la dicen, que preferimos que se engañen en beneficio nuestro y que queremos que nos estimen haciéndoles creer que somos como no somos en realidad?” “Queremos vivir en la mente de los demás con una vida imaginaria y por eso nos esforzamos en aparentar.” En fin, como dijo alguna vez Confucio “una imagen vale más que mil palabras.” Por eso, advertía otra vez el viejo Mansilla: “No basta que los hombres públicos salven su conciencia; es necesario también que salven las apariencias.” Para después arremeter con este otro epígrafe: “El pueblo debe ser desconfiado; así conviene a su felicidad.”

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